Sábado 30 de Julio de 2022.- Comienzo estas líneas naturalmente inspirado escuchando una y otra vez las grabaciones musicales de aquél Dios Olímpico que tanta emoción imprimiera a tantas gentes usando aquél idioma universal que siempre quiso que fuera para todos, sin excepción.
Si, en realidad los Dioses del Olimpo existen, y uno de ellos estuvo entre nosotros, nos hizo reir, llorar, emocionarnos, gritar hasta la desesperación... siempre con la música, siempre pensando alguna vez estar en aquél "baile cósmico" que representa la venturosa Creación de Dios entre todas, como lo es nuestro propio Universo más allá de las estrellas, planetas y constelaciones.
Es verdad, este comentario trasunta muchas emociones y experiencias personales, cosa que muchos dirán que no debo hacer. Pero cuando se trata de la música, del amor más grande jamás experimentado por mi persona, y de personajes eternos como Evangelos Odyssey Papathanassiou - conocido en esta Tierra simplemente como VANGELIS - la objetividad cambia, y más allá de todo lo que uno puede saber de esta Leyenda que hace poco nos dejó, se transforma en emociones, donde conmovidos por su don y su talento musical, es que los fanáticos de todo el mundo, guardamos un inédito luto por aquél que todos los días golpeaba nuestras puertas con sus sintetizadores y tinglados electrónicos sólo para decirnos que ÉL ERA EL FAMOSO HOMBRE DESCONOCIDO del que una de sus piezas más famosas (publicada en 1975) era versionada y reversionada en el mundo entero.
El Dios del Olimpo nacido hace muchos años en una pequeña isla llamada Volos (en su amada Grecia) en mayo dejó esta Tierra para emprender otro viaje. El de todos los seres humanos que buscan la Eternidad al momento de partir, pero un silencioso y meditabundo Vangelis nos dejó como legado su música, su arte, y su empeño por captar emoción por emoción lo que las gentes sentían... y captar la magnificencia del Universo Infinito del Espacio Cósmico para luego poderse hacer uno con su querido Cosmos.
Noble Viajero, Dios Olímpico que bajaste a la Tierra para solamente enseñar que la música es algo sagrado, incorruptible, emocionante y hermoso. Quiera nuestro Dios Eterno, superior a toda deidad, que tu viaje hacia la eternidad tenga como destino lo que siempre buscaste y que al terminar tu viaje, encuentres la Paz más allá de las Estrellas, aquellas mismas que dedicaste hermosas melodías....
Descansa en Paz, Viejo Amigo. Que aún sin conocerte en persona, tu música es el mejor testimonio de tu amistad. Hasta siempre, Dios del Olimpo. Hasta siempre, mi querido y recordado Vangelis.
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