Sábado 16 de Abril de 2022.- Se celebra en todo el mundo una nueva Pascua de Resurrección, en donde los cristianos de todas partes vemos colmadas todas las esperanzas de nuestra Fe y de nuestras almas, como lo es el caso de Jesucristo, quien como Señor de la Vida y de la Esperanza resucita de entre los muertos y pasa a ser la cabeza indisoluble del pueblo más grande del mundo, como lo es el cristianismo.
Pero, como católicos y creyentes cuál es nuestra Sagrada Misión de ahora en más, tomando en cuenta los tiempos que se viven hoy, tiempos de irresponsabilidad supina, donde está de moda el no asumir el control de sus actos - ni menos de sus palabras -, donde Dios aparentemente está cada vez más ausente de la sociedad moderna y donde el mensaje de la Redención aparece anacrónico al lado de los espejismos - hermosos y lindos por cierto - de la modernidad y la popularidad. Donde el hacer lo bueno ya no es "rentable" y cada cosa es sinónimo de crisis por una "generación de cristal" que cada vez toma más preponderancia...
Expresada la gravedad del problema, es ahora menester entender que la Resurrección de Jesús tras su dramática muerte en la Cruz el pasado Viernes Santo es el evento más importante que marca el inicio de todo nuestro caminar, no tan sólo como Iglesia (porque TODOS SOMOS LA IGLESIA, aunque a algunos no les guste) sino como sociedad, donde no podemos conformarnos con una fórmula expresada año tras año y que cada vez es menos recibida por una comunidad que cada vez menos cree en sus líderes religiosos. Lo importante de este magno evento es que cada uno de nosotros, como familias - aunque algunos con toda su mala intención deseen intervenirlas - debemos renovar día a día las promesas de fe, expresadas por un Jesús moribundo en la Cruz, pero que ahora lo vemos poderoso en la Gloria de su Padre. Y ese Poder es el que debe ser el que renueve, transforme y haga nacer de nuevo esta vieja tierra para convertirla en Tierra Nueva, donde la Palabra tenga la importancia que merece.
La Resurrección es un tiempo en el que todos somos invitados a no ser buenas personas - porque todos podemos ser buenos - sino que ser NUEVAS PERSONAS. El morir a todas nuestras viejas costumbres y el renacer con una nueva visión de este mundo, el que todos tenemos la responsabilidad de construir mediante la misericordia, la dignidad, la buena fe, la justicia y sobre todo, la fidelidad a la promesa de un Cielo Nuevo y una Tierra Nueva. Lo importante de este mensaje lleno de actualidad es que siempre hay una sociedad con hambre y sed de Dios - aunque muchos "líderes de opinión" no quieran aceptarlo, excepto cuando están a punto de perecer - y que la forma en que debemos saciar esa sed es precisamente, lo que es necesario hoy, DEJAR ENTRAR A DIOS EN NUESTRAS VIDAS hasta el Final de los Tiempos.
Jesús resucitado es la imagen más clara del triunfo sobre el pecado y sobre los males del mundo moderno, en donde no hemos sido capaces de leer los signos de los tiempos, pero si somos capaces de dejar entrar al Resucitado en nuestras almas, corazones y mentes, sabremos exactamente cómo entender estos tiempos difíciles - en donde incluso algunos quieren extinguir nuestra identidad - y salir victoriosos, hacer resucitar esta sociedad del peligro mortal en que se encuentra y vivir una vida nueva. Por fin, una Vida Feliz.
Escrito por : Aldo Pardo, Fundador y Propietario de RCI Medios.
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