Sábado 12 de Febrero de 2022.- Ya estamos en los albores de un nuevo Día Mundial de la Radio, y sin lugar a dudas muchos teóricos de la comunicación - nacidos en la academia o nacidos en las calles, como nosotros - podremos sacar muchas, pero muchas cuentas acerca de lo hecho, lo no hecho o lo por hacerse cuando este día mundial se ha ido internalizando en el ADN de una Nación como la nuestra, bien poco dada a enorgullecerse por cosas, pero creo que ha ido alcanzando un sentimiento de orgullo y gratitud por el trabajo de miles de hombres de radio en todo el país.
Lo técnico, lo práctico, hasta lo editorial y lo informativo es sacado a colación en sesudos análisis que buscan también llamar la atención acerca de nuestra existencia como comunicadores radiales y lo necesario que es acerca de que nosotros también emitamos una opinión sobre hechos puntuales. Tal y como lo hizo una entidad gremial en la reciente Segunda Vuelta Presidencial al tomar una abierta posición política. No lo cuestiono, ni lo haré, puesto que sería ir contra su ADN, y eso no lo haré jamás.
Lo nuestro, como hombres de radio, es más profundo. Es una convicción de que somos guardadores del patrimonio valórico moral de una sociedad que poco a poco se ha ido desarraigando de los valores morales elementales. Nosotros, los comunicadores de oficio, nacidos en las calles, entrenados en el rigor técnico de máquinas, cables y computadores; conocedores de la información y de los límites de ella; sabedores y guardadores de la historia de un país y de la reverencia que sentimos por cada centímetro de nuestro Chile, tenemos el deber de restaurar esos valores. De inculcarlos por nuestras ondas y de hacer reverdecer el amor por la vida y por la humanidad que hasta ahora muchos en sus mezquinos intereses nos quieren hacer olvidar. El difundir valores elementales morales es ahora una necesidad vital, casi de supervivencia como sociedad.
Somos nosotros, los comunicadores, los que tenemos el poder de hacer lo correcto, de educar a las audiencias, de enseñar a las masas y de decir que aún estamos a tiempo de enmendar el rumbo de una tendencia que globalmente ha sido suicida, como lo es el excesivo individualismo. La doctrina del "sálvese quien pueda" ha ido reemplazando al "amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos". Y este Día Mundial de la Radio, más que llevar a cabo eslóganes que se pierden en el tiempo (y en el éter) lo que debemos hacer es reafirmar nuestro compromiso con Chile y los chilenos. En llevar programaciones de calidad y ser capaces de ser los agentes de cambio que cada uno de los ciudadanos necesita para hacer de nuestro querido Chile un lugar donde todos podamos vivir armónicamente con todos.
Donde Dios, la Patria y la Familia recuperen el lugar de privilegio que una ruidosa minoría han pretendido quitar. Nosotros, podemos hacer recuperar los valores elementales y además recuperar el acerbo cultural que sea para todos y no para algunas élites. Creo que este será el mejor valor del Día Mundial de la Radio.
Escrito por Aldo Ortiz Pardo, Fundador y Propietario de RCI Medios
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