Domingo 17 de Julio de 2016.- “Que nos haga intrépidos defensores de la vida humana: de la vida humana naciente. Don desde su comienzo hasta su término. Defensores de la vida engendrada, que crece en el seno de la madre, que tiene el primer y fundamental derecho a ver la luz y de ser protagonista de su propia historia, de la historia de su familia y de su patria. A ella, Madre del Carmelo, Madre de la vida, le pedimos con fe que nos haga coherentes y valientes defensores de la vida y que sepamos proclamar y defender como un valor esencial para nuestra Patria... Gracias a todos y a todas quienes en esta Eucaristía de la fiesta del Carmen, están aquí presentes para decir "sí" a la vida que está por nacer”.
En la oportunidad, además pidió rezar por Jacinta Zañartu, prioridad nacional de trasplante, para que los órganos que vienen desde Copiapó sean compatibles y la operación sea un éxito: “En este momento en que se está haciendo el trasplante de la niña Jacinta, la queremos encomendar al Señor para que ella pueda encontrar la vida que anhela, el amor que anhela, el futuro que anhela”.
En la homilía, el pastor recalcó la importancia de ser defensores de los más débiles: “Que nos haga intrépidos defensores de la dignidad de la vida humana, de toda la vida y en todo el arco de su desarrollo. En nuestra patria, necesitamos dignificar la vida. Dignificar la vida de niños y jóvenes que sufren abandono y viven al margen de la sociedad, como un descarte de la sociedad; hay niños y jóvenes tan injustamente tratados por la sociedad egoísta, condenados a vivir en las calles, alimentándose resentimiento social y víctimas de la violencia; sujeto a abusos de diversos órdenes, que no tienen acceso a la calidad de educación, que viven en hogares que no les ofrece oportunidades de futuro. Pienso en quienes viven en las cárceles, escuelas de nuevas formas de delito. Defensores de la vida de quienes no gozan de una vivienda digna, que trabajan por un salario mísero que no les permite vivir con dignidad; de quienes reciben una pensión de miseria, o que como adultos mayores, viven arrinconados en el abandono de sus viviendas”.
El Arzobispo de Santiago presentó un voto-promesa, donde el pueblo pueda renovar su compromiso con la patria: “Es aquí en Maipú donde se forjo la identidad de nuestra vida, como pueblo reconocemos que fue en su seno de madre, donde nos hicimos familia, en el modelo de la Sagrada familia de Nazaret. Queremos mirar el pasado, agradeciendo su presencia en nuestra historia de bendición y que se encamina a celebrar el bicentenario, en el 2018, bajo su materna protección".
Los votos podrán ser entregados en urnas puestas en el templo de Maipú hasta 2018.
(Informa : Iglesia.cl)
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