5 sept 2015

Tras el drama de los aluviones, emerge con toda su fuerza el Desierto Florido

Sábado 05 de Septiembre de 2015.- Un bus que avanza entre Copiapó y las dunas de El Medanoso, las más grandes del país, sorprende a sus pasajeros con un paisaje raro para el desierto: montañas cubiertas por un manto verde y, a la orilla de la carretera, algunas flores moradas, amarillas y blancas. “Están apareciendo en todas partes. Algunas no las habíamos visto nunca, ni siquiera sabemos qué especies son”, dice la guía Alejandra González.

“Hay una paradoja este año. Las lluvias y aluvión de marzo, que provocaron tanto desastre y tragedia, dieron paso a un fenómeno de floración en mayo-junio que es superatípico e históricamente no se había visto. Pero no fue sólo eso, sino que ha seguido lloviendo y ahora estamos empezando a presenciar un fenómeno de desierto florido increíble. Es una maravilla que agradecemos y disfrutamos, porque no pasa seguido”, dice Daniel Díaz, director regional de Sernatur.

El desierto florido es un fenómeno natural que se da desde fines de agosto a mediados de octubre, con la presencia de flores, insectos, aves, reptiles y mamíferos que rara vez se ven en el desierto. En general, es en las quebradas costeras donde se observa con mayor diversidad y claridad, pero este año, comentan los locales, el verdor y las flores han llegado a lugares tan inusuales como El Salvador.

El Parque Nacional Llanos de Challe y el Parque Nacional Pan de Azúcar son dos lugares altamente recomendados para contemplarlo. El segundo es especialmente interesante, porque allí no siempre el desierto florido se desarrolla con tanta fuerza y lo de este año es excepcional. “No se ven los grandes mantos florales que se observan desde Copiapó al sur, pero al caminar por las quebradas se encuentran, por ejemplo, patas de guanaco. Además, los cerros están todos verdes”, dice José Luis Gutiérrez, administrador del parque, que fue definido como prioritario en el Plan Nacional de Desarrollo Turístico Sustentable del gobierno.

Elizabeth Zuñiga, de Etty Tour, ya está realizando recorridos guiados por las floraciones donde destaca el alto nivel de endemismo (flores que sólo existen en esa zona): “Ya tenemos un desierto maravilloso. Los cactus están rodeados de flores amarillas, rosadas, lilas… es un gran espectáculo”, afirma.

En Llanos de Challe, por su parte, ya hay añuñucas, garras de león, nolanas y flor de jote, cuenta Isla Troncoso, también administradora. El fenómeno recién está comenzando, por lo que esperan que, dependiendo del sol, aparezcan muchas otras más especies. La mayor preocupación es, por supuesto, concientizar a los visitantes en no tocar, pisar o cortar las flores. “Precisamente porque no todas las especies se presentan al mismo tiempo, hay que tener cuidado para no alterar un ecosistema que es, sin duda, uno de los mayores patrimonios naturales de Chile”, afirma Raúl Céspedes, investigador del Museo Regional de Atacama y experto en desierto florido.

Finalmente, respecto a los aluviones y sus posibles efectos en el desierto florido, los expertos descartan que vayan a ser negativos. “Los aludes de marzo pasado, evidentemente arrastraban partículas contaminantes, pero ese material no llegó a las zonas de floración en ninguna de las provincias”, explica Céspedes.

(Informa : La Tercera)



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