22 sept 2015

Mensaje de Monseñor Celestino Aós, en su primer Te Deum como Obispo de Copiapó

Martes 22 de Septiembre de 2015.- Repasando hechos ocurridos en el último tiempo en la región comenzó Mons. Celestino Aós su primer mensaje como Obispo de Copiapó, en el tradicional Te Deum celebrado en la Catedral, este 18 de septiembre. Hechos como los aluviones, la muerte de un trabajador en El Salvador y el ataque incendiario a las imágenes de la Virgen de La Candelaria y San Lorenzo, además de mencionar a los damnificados por el reciente terremoto en las cercanías de Illapel.

La celebración contó con la presencia de autoridades y parlamentarios, y comenzó con una ofrenda floral a la imagen de Nuestra Señora del Carmen

Defensa de la vida

En su mensaje el Obispo se refirió a los atentados contra el matrimonio y la familia, ”presentados como obsoletos y buscando equipararlos a otros pactos o uniones, que son respetables socialmente pero que no entran en la dimensión cristiana de matrimonio” y “los atentados contra la vida que se pretenden presentar como actos de libertad y aun de generosidad para la mujer”, y otros problemas sociales como “la corrupción por todas partes: en la política, en el mundo empresarial, en las instituciones; nubarrones de crispación en la enseñanza y la educación; nubarrones de la cesantía; nubarrones por la delincuencia; nubarrones por la falta de respeto en el trato a las personas (autoridades y connacionales) que llega a la intromisión, el robo, la comercialización y difusión de información confidencial y privada…”

Sobre los meses que lleva como Obispo de Copiapó, don Celestino dijo: “en Atacama hay chilenos esforzados, valientes, sufridos; hay chilenas y chilenos generosos y solidarios; que la juventud no está insensibilizada ni dormida sino que ha colaborado y sigue colaborando en la gigantesca tarea de reconstruir lo destruido en Copiapó, en Paipote y Tierra Amarilla, en Los Loros y en San Antonio, en Alto del Carmen y San Félix y el Tránsito, en Chañaral y El Salado y Diego de Almagro…”

“No todo lo hemos hecho bien, -reconoció- porque las obras humanas, por muy dignas que sean y por mucho interés y amor que se les ponga, siempre son imperfectas… Mucho hemos hecho, y mucho, muchísimo queda por hacer”, y sobre la crisis de confianza que se vive en el país y en la región, dijo que “tenemos que poner como bases la sinceridad y la verdad, la colaboración solidaria, y la proclamación compartida de valores, y la coherencia”. 

Reconstrucción

“Reconstruir Atacama es una tarea grande y hermosa; - continuó el mensaje del Obispo- pero, sobre todo, reconstruir nuestro tejido social (…). Necesitamos empresas y dinero, inversiones que traigan trabajo a la Región; pero es imprescindible exigirles que se preocupen de respetar a las personas, de cuidar el medio ambiente, de compartir el agua y los recursos básicos. Necesitamos autoridades y políticos que se preocupen de ello y de ayudarnos a eliminar el persistente escándalo de la desigualdad social” y agregó que el país espera líderes con “una estatura que sólo se alcanza en la capacidad de crecer y avanzar junto a otros, en humildad, generosidad y diálogo”. 

Enumeró desafíos como la enseñanza y la educación, los conflictos laborales, el fortalecimiento de las familias, el cuidado de los ancianos, la defensa de los injustamente tratados, el reconocimiento de los chilenos pertenecientes a los pueblos originarios, la seguridad ciudadana y la reinserción de los privados de libertad, el esclarecimiento de los hechos del pasado que aún tienen a familias sin conocer qué pasó y dónde están sus seres queridos. “Ocasión para revisar nuestra visión y trato a los emigrantes y temporeros; -dijo- ocasión para valorar cuanto han hecho y hacen las mujeres chilenas en bien de la patria, de la familia, y de la vida. Ocasión para renovar nuestro compromiso de respetar y acoger y cuidar cada vida humana desde el inicio de su existir hasta su último suspiro…”

En la parte final de sus palabras, don Celestino agradeció al Señor por la Virgen María, nuestra Virgen del Carmen: “Madre de Dios y Madre nuestra, te presentamos hoy a todo Chile y te presentamos nuestros deseos de construir un Atacama y un Chile donde sepamos respetar y trabajar la naturaleza, reconocer a todos los demás en su dignidad de personas, y construir relaciones en sinceridad y verdad, en respeto, en colaboración, en coherencia con los valores. Así disfrutaremos de la bendición que es convivir en confianza. Dios nos lo conceda. Amén”, concluyó. 



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