Miércoles 22 de Abril de 2015.- Jaime Prohens Espinoza asumió un rol de liderazgo apoyando la recuperación de la zona de Apacheta y Los Loros. Dijo que las obras de caridad de todo el país han sido “increíbles. Cuando ves gente sufriendo, eso te saca de cualquier contexto. Es la primera vez en mi vida que participo así de una manera directa”.
“En una tragedia como esta, lo material se recupera, pero no hay palabras para el lado humano. Personalmente, me impactó mucho”, comentó. Prohens dijo que después que la inundación golpeara su propiedad en Fundo Apacheta el 24 de marzo, su funcionamiento y la comunidad quedaron aislados ya que los accesos a carreteras, electricidad y agua quedaron cortados. “Después tratamos de abrir paso hacia el pueblo Los Loros, porque una camioneta de un trabajador nuestro que está encargado de frigorífico quedó pegado en un barrial, así que con un tractor logramos sacarlo y ahí abrimos camino hasta el pueblo Los Loros”, dijo Prohens. “Luego regresamos acá (Fundo Apacheta) y nuestro administrador de campo, Fernando Barraza, me cuenta que una trabajadora nuestra -que ha estado muchos años con nosotros- estaba con serios problemas en su casa, y que no quería salir de allí”, comentó, “así que tomé mi vehículo y fui a su casa. Realmente era impresionante…ella sacaba un cubo de agua y le ingresaban tres”, añadió.
Casos como éste continuaron con el equipo de Prohens recogiendo personas alrededor de la zona -donde muchos perdieron todo- y eventualmente formaron un campamento de unas 80 personas en las instalaciones de la empresa. “Fernando y yo fuimos a visitar el pueblo y era impresionante la cantidad de lodo. La gente deambulaba y nos fuimos a la escuela, que era el centro de operaciones, que estaba a cargo del director, un hombre joven, que era primera vez en su vida que le tocaba vivir una experiencia de esta naturaleza y realmente estaba muy acongojado”.
“Vimos que había niños, ancianos, gente de toda edad, acostados durmiendo en el suelo sobre periódicos y cartón. Ahí tomamos la decisión de llevar colchones a la escuela para que la gente pudiera tener por lo menos un mínimo de comodidad”, detalló. “Tenemos un tanque de agua potable, así que hicimos constantes viajes al pueblo con él para que tuvieran agua. Fue así durante tres días y en el cuarto día llegaron los militares y las cosas cambiaron; se resolvieron los problemas de agua y comida, y todo comenzó a ser más organizado”, agregó. “Para el uso de mis instalaciones no tengo una fecha límite. Debemos tomarnos todo el tiempo necesario”, aseveró.
Cuando la inundación llegó, la empresa tenía una buena cantidad de uvas de buena calidad para ser cosechadas, pero Prohens tuvo que descuidar esa fruta. Las uvas aún en almacenamiento fueron enviadas a otro centro de distribución cuando la carretera se abrió, dando paso a los suministros que llegaban a través de la organización sin fines de lucro Desafío Levantemos Chile. “La semana siguiente tuvimos un grupo de 22 personas que vino con la misión de restaurar el jardín infantil. Cuando hay una catástrofe de esta magnitud, dijeron que lo primero que tienes que atender es la seguridad de los niños, ya que sufren más que un adulto”, comentó Prohens. “Puedes verlo, ayer se formaron algunas nubes y muchos niños comenzaron a entrar en pánico, porque pensaban que iba a llover de nuevo y que iban a vivir la misma historia de nuevo”, agregó. La restauración del jardín infantil tomó un día y medio, antes que un grupo de arquitectos especializados, constructores e ingenieros llegaran a hacer los últimos retoques.
Prohens dijo que sus días ahora se dividían entre trabajar en el negocio durante la mañana y ayudar a la comunidad tanto como le sea posible por la tarde. “Estoy dando alojamiento a cerca de 250 personas entre aquí y Los Loros, podríamos haberle dado a más, pero hay un campamento que está completamente perdido, enterrado en 1,5 metros de barro”, indicó. La aproximación de Prohens al daño de sus campos indica cuán malo ha sido el impacto para otros productores. “Afortunadamente, tuve daños en las vides de una zona… un máximo de 25 hectáreas han sido dañadas”, dijo y planea recuperar parte de la tierra este año y el resto en el futuro. “Gracias a Dios no tuve ningún daño en el sistema de riego”, declaró. “La próxima temporada será normal. Vamos a tratar de llevarla a cabo con normalidad y minimizar los daños”, concluyó.
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