Martes 23 de Septiembre de 2014.- Han pasado tres años de la explosión de la Revolución Estudiantil, que impuso en la agenda la necesidad de discutir sobre el sistema educativo chileno y el negocio de las universidades. Tres años viendo multitudinarias marchas, interminables discusiones en el Congreso y el anuncio de una Reforma Educacional, que traería consigo las tan anheladas respuestas a la demanda de educación gratuita, pública y de calidad. Mucho se ha hablado sobre los estudiantes universitarios y de la educación técnica superior, pero poco y nada se sabe de los estudiantes de pregrado en jornada vespertina.
Será tal vez, porque sus clases se inician cuando ya la mayoría abandona las aulas o sus trabajos y comienzan el recorrido de vuelta a sus casas. O quizás están muy cansados para protestar, tal vez simplemente su marginalidad en el sistema los ha invisibilizado, a pesar de ser un 26,71% de los más de un millón de estudiantes de educación superior, de la matrícula nacional y a pesar de ser cerca de un tercio de los 339.029 inscritos en primer año, con 110.497 matriculados para este 2014, según la base a los datos publicada por el Consejo Nacional de Educación (CNED) este año.
Gonzalo Vargas, es presidente de Vertebral –Consejo de Institutos Profesionales y Centros de Formación Técnica Acreditados–, además es el rector de Inacap, institución que cuenta con más de 43 mil estudiantes en régimen vespertino, entre su versiones universidad, IP y CFT. Establece que el alumno de educación vespertina “en general es un estudiante que durante el día está en una jornada laboral completa”. Además explica que “es un estudiante un poco mayor, no viene directamente de cuarto medio y han transcurrido tres a cuatro años desde que egresó”. Agrega que el alumno vespertino “se sacrifica y le molesta si el profesor no llega a clases; muchas veces trabajan en lo que están estudiando y saben de lo que le están enseñando. Por lo tanto, el estudiante vespertino es más exigente, pero al mismo tiempo requiere de más apoyo pedagógico de metodología, porque tiene menos tiempo para estudiar”.
En cuanto a la edad, el informe del Servicio de Información de Educación Superior (SIES) 2012 establece que “de los estudiantes de entre 25 y más años que ingresan a educación superior, cerca del 63% lo hace en carreras vespertinas, mientras que en el caso de los estudiantes en el grupo de 24 y menos años, sólo el 22% estudia en vespertino”. El documento agrega que “para la educación técnico profesional, en el grupo de edad entre 20 y 24 años, la matrícula vespertina representa un poco más del 45%, situación que no se observa en las universidades, donde ese grupo representa sólo el 15%”.
“Todo el cambio tecnológico te obliga a estar estudiando a lo largo de la vida, enfoque del aprendizaje a lo largo de la vida, no para la vida. Nosotros estamos teniendo una inflexión demográfica muy demarcada hacia el envejecimiento, la pregunta es ¿cómo los más viejos nos vamos a ir reciclaje?”, plantea el presidente de Vertebral.
Las cifras de crecimiento del sector vespertino de pregrado son a lo menos llamativas. Según el informe del CNED 2014, la tasa de crecimiento del horario vespertino es de un 126% entre el 2005 y el 2014, más del doble que el régimen diurno (60%), durante el mismo periodo. Esto se suma a la concentración del 40% de la matrícula en cuatro instituciones de educación privada: Inacap –CFT, IP y universidad– con un 15% de la matrícula vespertina; seguido por el Instituto Profesional AIEP con un 14%, perteneciente a la Universidad Andrés Bello, del Grupo Internacional Laureate; en tercer lugar está Duoc UC, en sus versiones IP y CFT, de la Pontificia Universidad Católica de Chile, con un 11%; por otra parte, las instituciones del Consejo de Rectores, que tienen la modalidad vespertina para pregrado, corresponden a un 7% de la matrícula en total. Según los datos entregados por el CNED, de las 25 instituciones del Consejo, 18 cuentan con al menos un estudiante matriculado en la jornada vespertina de pregrado.
Para Jeannette el financiamiento también fue un impedimento, “antes no tenía lucas como para pagarme la carrera, porque antes las becas no existían para mí, y de hecho aún no existen”. A pesar de que se encuentra en el segundo quintil de ingresos, no cumple con el requisito de tener un promedio 5.0 de notas de Enseñanza Media. “Todos mis compañeros me decían que optara a las becas, que era fácil. Postulé y no me dieron nada”. Afirma que paga mensualmente “142 lucas, con la matrícula semestral de 70 lucas, y me ha costado. Me habían quedado dos cuotas pendientes y me tuve que conseguir, porque, si no, no me podía matricular el segundo semestre. Entonces ahora pago la universidad, más lo que me conseguí, que es como un tercio de mi sueldo”.
Frente a esto, el director de la Unidad de Asistencia Técnica de la Universidad Alberto Hurtado, Carlos Concha, explica que la situación actual de la educación vespertina es complicada de abordar, “las mejores universidades, salvo excepciones, no tienen vespertino. Tú no puedes asegurarle la misma calidad, trabajan en el día y estudian en la noche. ¿A qué hora van a hacer sus trabajos? El tiempo es más acotado”. Según su visión, de acuerdo a los datos de crecimiento que ha tenido la jornada vespertina, significa que “esto se está formando en un negocio para las universidades, son alumnos más tranquilos, no hacen marchas, entonces es más fácil darles una educación de mala calidad sin que aleguen”.
Esta visión es compartida por Sebastián Araya, para él “la educación vespertina es el vicio del sistema educativo en Chile, porque todas las universidades chilenas asumen que de noche se privatizan y pueden lucrar libremente”. Según Sebastián, la mayoría de los estudiantes paga en efectivo el arancel, por lo tanto, las instituciones reciben dinero todos los meses. “Finalmente es su caja chica, somos el flujo directo para pagarles a los profesores, somos la liquidez, una de las formas de autofinanciamiento de la universidades, pero nadie se hace cargo, ni las instituciones ni el Ministerio”, sentencia Araya.
(Informa : El Mostrador)
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